25/8/08

A tu boca pon puerta y cerrojo


Mucha más vida queda arrasada por los pecados de la lengua, a veces basta una sola palabrita o un dejo irónico, para destruir amistades que se han ido consolidando durante años, como en un momento puede arder un olmo centenario, debemos poner un gran esfuerzo en controlar las palabras que salen de nuestra boca, no es nada fácil esta tarea de domar la lengua; ¿Cómo son mis palabras? ¿Dan vida o dan muerte?, podría quizás preguntar a los que me rodean y emprender una tarea de vigilancia sobre mi manera de hablar, aunque, si quiero evitar las palabras de muerte, tendré que buscar el remedio a un nivel más profundo, corrigiendo las actitudes interiores, que son las que después generan críticas y murmuraciones, el mal aliento no se corrige sólo lavándose los dientes, hay que llegar a las causas más profundas que lo originan, de nada nos servirá el hacer propósitos de no criticar, si no vamos cambiando las actitudes y los sentimientos negativos que constituyen el origen de nuestras críticas, en pocas palabras no seamos chismosos, a tu boca pon puerta y cerrojo!!!