Una infidelidad...

Era de madrugada de un día cualquiera y un mes olvidado, cuando a Muñeco Roto lo llamaron de un hospital, diciéndole que se encuentra mal la mujer, que una vez lo engaño, que una vez, su corazón rompió, que por ella, abandono su ciudad, esa mujer que por muchos años él cuidó, su apellido y su amor le dio, la adoró con todo el corazón, al llegar ella se despertó, sus ojos llorosos y con dificultad para hablar le confesó: “lo mío no fue un accidente, mi vida quise acabar, tú eras muy bueno, no te supe valorar y perdóname por engañarte, perdona mi infidelidad, perdona flaco porque te falle”, era tanto el amor que Muñeco Roto le tenía que solamente sus ojos se llenaron de lagrimas y lloró y así le habló: “yo no soy nadie para condenarte, yo no soy dios, si me lastimaste allá dios se encargara, mas nadie debe enterarse de tu error” ella no esperaba esas palabras, la besó por última vez y ella murió, la casa ella le dejo, pero Muñeco Roto nunca más entró en la habitación, esa casa abandono y en la cama que dormían los dos y una mala noche durmieron ella y su amante, ya no se usó, solo se dedicó a trabajar, a volar sus sueños, sus fantasías, a dormir en su cama vacía, solo recuerda aquel momento cuando ella se despidió y el así le habló:” yo no era nadie para condenarte, que te perdone Dios, yo no soy dios” y en el show todas las noches en la mesa pone una copa de mas por ella y mira al cielo, bajo los reflectores y se pregunta como una infidelidad arruino su vida, para convertirlo en tan solo un Muñeco Roto, que imita baila, canta, mientras llora, recibe los aplausos en la oscuridad…