Perdónala, perdónala…Muñeco Roto.

RENATO.- No querría con mi «preciosa» seguir viviendo lo que hizo ya no puede perdonarse; que se vaya, no me agrada estar sufriendo ciertas cosas no deben olvidarse.

CORO.- Perdónala, perdónala…Es dulce, te fue fiel, es una dama…Perdónala, perdónala…Seguro que aún ella te ama.

RENATO.- No querría con mi «preciosa» seguir viviendo lo que pude perdonar lo he perdonado; esa tarde cuando ya se estaba yendo confesó que ella nunca me había amado.

CORO.- Perdónala, no obstante…Regresa a aquellos besos como miel, tu «preciosa» te fue leal, te fue constante, y toda la vida te fue fiel.

RENATO.- No querría con mi «preciosa» seguir viviendo, nuestra vida fue amarga como hiel…Esa tarde cuando ya se estaba yendo confesó que ella nunca me fue fiel.

DANIELA.- Y... ¡dale!...otra vez…con lo mismo

CORO.- Compréndela, ten calma, fueron sólo veinte hombres hasta ayer…Y piensa que en fondo de su alma esa muchacha es una dulce mujer.

RENATO.- No querría con mi «preciosa» seguir viviendo, ya no puedo perdonar a esa muchacha…Esa tarde cuando ya se estaba yendo me persiguió por la casa con un hacha.

CORO.- Tolérala, es solo una muchacha, conviene que unos días no se vean…Las mejores parejas se pelean, y casi todas se persiguen con un hacha.

RENATO.- No querría con mi «preciosa» seguir viviendo…Mis amigos nunca fueron de su agrado; esa tarde cuando ya se estaba yendo opinó que eran todos unos vagos malvivientes!!

CORO.- Olvídala, debes olvidarla…De esa bruja por fin te liberaste; pero cuéntanos antes de olvidarla qué fue lo peor, lo que no le perdonaste.

RENATO.- Lo último que hizo fue tremendo; eso sí que no puede perdonarse…Esa tarde cuando ya se estaba yendo...decidió quedarse.