8/2/11

El cielo donde responde Dios...Muñeco Roto.


Muñeco Roto, siempre ha vivido gran parte de su vida con intensidad y gozo, tristezas y alegrías, lagrimas y risas, siempre de alguna manera su intuición lo ha guiado cuando su inteligencia fallaba en mostrarle el mejor camino, sin tener el apoyo de sus padres, pero siempre mirando al cielo, porque allá es donde están sus padres, aunque en el amor siempre le ha ido mal, cree en el amor, casi todo el tiempo siente paz y felicidad en el escenario, su paga es los aplausos, solo ensombrecía su ánimo, algunas veces, esa sensación de estar demasiado en función de sí mismo, Muñeco Roto había aprendido a hacerse cargo de sí y se amaba suficientemente como para intentar procurarse las mejores cosas, siempre aprendió a hacer todo lo posible para cuidarse de no dañar a los demás, especialmente a aquellos de sus afectos, siempre le duele los señalamientos injustos, la envidia de los otros o las acusaciones de egoísta que frecuentemente de boca de extraños y conocidos, se realizan, por su mente pasaba esta interrogante: ¿Qué sentido tenía una vida que sólo se significaba a sí misma?, esa madrugada, más que otras, esos pensamientos lo abrumaron, quizás debía suspender la gira, quería mirar al cielo y encontrar respuestas, deseaba estar sentado a la orilla del mar, mirar el horizonte y tener respuestas, deseaba estar en su casa, recordaba que siempre miraba al cielo y el cielo le respondía, acaso ahí estaba Dios?, se preguntaba, siempre sentado en la casa de descanso, se cuestionaba y mirando al cielo encontraba la respuesta, ese cielo que lo impresionaba, ese cielo que lo miro al llegar y lo cobijo, para darle lo que ahora tienes, ese cielo como no hay otro cielo, ese cielo donde te responde Dios…es el cielo de Cancún!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tenés razón, en el cielo de cancun dios te responde, por eso te quieren todos en cancun, conozco tu casa y estamos esperando que vos llegues, todas las tardes nos paramos para ver si vos llegaste, eres un chico querido por todos, a las monas, revientan por vos, Marianita las del 405.