No es común encontrar en la profesión de músico la sensibilidad propia del artista, el hecho, quizá, de estar en permanente contacto con el público, con los escenarios, los viajes, la distancia, los problemas propios y los ajenos, pero no en el sentido sublime y hermoso que la poesía conlleva, sino en su presentación más alejada del amor, de su pareja, de su familia, se desmorone, sobre todo cuando se cree que se encontró al amor, siempre hay “peros”, excusas, y las ilusiones y fantasías, se esfumen, por razones inherentes a tan noble oficio, una visión técnica, racional y, si se quiere, fría, de lo que es el hombre humano y su desenvolvimiento en el escenario bajo los reflectores y la oscuridad de una noche de show, mas sin embargo, cuando en algún músico brota la vena artística, y en particular la poética, sucede lo que sucede con la flor del cactus: nace en medio de la aridez y las carencias pero es bella, con esa belleza natural y arrogante que brinda el contraste y la rareza, Renato Alatriste Mont se atreve a desnudar su alma, durante la presentación de su show, aunque afirme que no es el, sino Muñeco Roto, al final de la función el que aparece es Renato, sin maquillaje, en su rostro existe la tristeza, que Muñeco Roto, esconde, su mirada refleja la tristeza de algún amor, aunque muchas mujeres suspiran por el, Renato se muestra frio, calculador y seguro de lo que quiere y desea, mas de una mujer del mismo medio, lo ha tratado de conquistar, y solo, se planta sobre el escenario, para hacer olvidar al publico sus tristezas, su rostro refleja rastros cargados de sentimientos y ternuras, de pasiones y mezclas de amores y desamores, se adentra escondido bajo el disfraz de Muñeco Roto, sin proponérselo, en un océano de vivencias enmarcadas por la sinceridad y la soberbia de un corazón que ama, que muchas veces trata de reunirse con su amada y su amada se excusa, y huye del amor que Renato siempre desea, Muñeco Roto experimenta la sensación de ser un espectador silente de un drama que es común a muchos seres humanos de este mundo moderno y urbano en que nos tocó vivir, bajo los aplausos anuncia su regreso al hermoso país, México, su gira por cuba, ha terminado, ha cumplido con los cubanos, el público se ha puesto de pie, para brindarle una despedida y pedirle un pronto regreso, ahora el rostro de Renato, sonríe, y su pensamiento ya no está en Cuba, ya esta mas en México, su representante señala que Renato descansara por un mes, para reiniciar sus actividades artísticas, mientras en su rostro se dibuja un rasgo de felicidad, Renato se ha reído, aunque en Muñeco Roto, sus manifestaciones cambian con el entorno, y es allí encuentra el escenario perfecto para llevarnos de la mano, con ingenuidad y sin prisa, a un paseo por el sendero del amor, con la perplejidad del niño, con la seriedad del adulto y con la sensación de inventario del anciano, con los sentimientos de a flor de piel y matizados con la belleza secuencial de una relación marcada por la espontaneidad y los difíciles recodos del amor que su corazón anda en búsqueda, es tajante en su sentimiento y es dubitativo en sus decisiones, Muñeco Roto tal cual el amor: se sabe que existe, pero se ignora su destino y Renato como una borrasca en alta mar: se sienten sus coletazos pero se desconocen sus consecuencias….estas palabras te las escribimos tus amigos del ballet tradicionalista de Cuba, que te acompañamos durante tu gira en esta isla, tu isla cubana, tus amigos Mao y María Marco, y como siempre dices al terminar la función: recuerdameeeeeeeeee!!
P.D. Gracias por haberme enviado este mail, siempre se les quiere...
P.D. Gracias por haberme enviado este mail, siempre se les quiere...
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