12/1/09

Mi perro "amor"...

Apenas me desperté y fue cuando me di cuenta de que no debía preocuparme por trabajar, aunque este dolor de cabeza, me está volviendo loco, ya son varios días que lo tengo y nada me lo quita, he pensado de que se debe al exceso al trabajo, pero ahora debo descansar, toda la banda se ha marchado, me siento algo extraño, son contadas las veces en que he estado solo, de pronto la puerta de mi habitación se abre, y se asoma cuidadosamente mi perro, es un Pug, su cuerpo es bien proporcionado y fuerte, su nombre: “amor” y tiene la cabeza ancha y redonda, de hocico corto y cuadrado, su cara está marcada por grandes arrugas profundas y en sus mejillas aparecen verrugas, la frente es ancha y el stop acusado, sus ojos son grandes y las orejas pequeñas y delgadas, insertadas altas y llevadas colgantes, su cuerpo es corto y rechoncho, el pecho ancho, riñón fuerte y de lomo ligeramente arqueado, la cola se enrolla sobre el anca, su pelo corto y fino al tacto y su color: Arena plateado, leonado, muy cariñoso, me mira extrañado, es mi único compañero, lo llamo y de inmediato se sube a la cama, comienza a jugar, me olfatea, lo miro y le digo que soy un extraño, que lo he dejado abandonado, pero ahora todo el tiempo se lo dedicare, y para demostrarle mi amistad, lo invito a desayunar, me pongo de pie y bajamos a la cocina, abro el refrigerador y zas!!!, no encuentro nada para desayunar, chin!!!, la muchacha, no sabe que ya estoy aquí, ella vendrá hasta la tarde, todos me esperaban hasta el lunes, por la tarde, pero había adelantado mi regreso, total ahora no encontraría a nadie con las piernas levantadas, solo a mi perro “amor”, pues bien amigo, no hay nada de comer, vamos a salir a comer, me pongo una ropa cómoda, y salgo con mi perro, al llegar a la puerta, un frio aire me golpea el rostro, ha llovido, pero tengo deseos de salir y respirar este aire de libertad, un guardia de seguridad, le avisa a su jefe y de inmediato soy interceptado en las afueras de la casa, y me dice: “señor, a donde va?, está lloviendo, tengo que acompañarlo”, sin responderle, continúe caminado, acompañado con mi perro, asi que no le quedo más remedio que seguirme a distancia con sus acompañantes, la calle está desierta, quizás por la lluvia, llego hasta una cuadra, y ahí está el restaurante, me dirijo hacia la puerta de entrada y zas!!, un letrero: “no se admiten mascotas”, aja!!, si como no!!, ahora “amor” es mi invitado y nadie le podrá impedir la entrada, entro al restaurante y se acerca el dueño: “hola Renato, como estas?, cuando llegaste?, que vas a comer?”, ante la ráfaga de preguntas, me senté, y mi perro “amor” a mi lado, también se coloco, se acerco la mesera, y con fina atención me coloco el menú en la mesa, mientras mi perro “amor” me decía: “Hoy ha vuelto a encontrarse mi mirada con el motivo de mis últimos desvelos”, sorprendido ante tal confesión, mire a mi alrededor y confinado a la única mesa libre que se encontraba en la fonda, ahí estaba ella, la que mi perro “amor” había comentado, la mire y calmé contigo mi impaciencia, entretenido en su ir y venir, en el ágil desplazamiento de su cuerpo, de la mesa al mostrador, en cadencioso movimiento, ¡qué delicioso y lúbrico ejercicio!, gracias a ti la aborrecida espera, se ha vuelto deseada, y continuo su charla mi perro “amor”: “fueron mis ojos de tu negra cabellera al bermellón de sus labios; de su nariz de suaves líneas, a su sonrisa tierna; de la delicada eminencia de sus senos a tu ceñido talle; de sus caderas insinuantes a sus torneados muslos, los que me conquistaron”, sorprendido por su forma de admirar de quien se había enamorado, lo mire y repetí mil veces, sin cansancio ni sonrojo, esa excursión tan placentera, que externaba mi perro “amor”, sin pedirme permiso, se desprendió y camino hacia donde estaba ella, y sin miramientos ni timidez, le dijo: “Sé que tu mirada por timidez me esquiva, pero curiosa me persigue cuando no teme encontrarse con mis ojos, ¡desjate de tu pudor y tus temores!, ¡no finjas ignorar que me fascinas!, ¡palpita mi corazón de ansiedad por conocerte!” ante tal atrevimiento, ella, comenzó a dejarse amar, en cuestión de segundos y sin que su dueña se diera cuenta, mi perro “amor”, ya la había conquistado, este fue el primer impulso que me inspiró esa perrita Airedale terrier, inglesa y originaria de Yorkshire, esta sólo cuando al pudor lo venció la picardía, suelen ser los gajes del decoro, termine de desayunar, y mi perro “amor” ni del desayuno se acordó, asi que muy pulcro se despidió de esa perrita, suspirando encontrarla un poco más seguido, tal vez, mi perro “amor”, sufra de soledad, lo miro y respira su libertad…

No hay comentarios: