Era una madrugada en que salí del escenario y grité: “No escribiré otra línea jamás”, voy a olvidarla!!! y las palabras saltaron de sus asientos a protestar por lo que ellas creían injusto…Viendo que no obtenían respuesta, se juntaron en secreto durante largas horas resolviendo por fin declararme la guerra…como primera medida, se tomaron mi cama vacía, echaron llave a mi habitación y a mis instrumentos musicales, se apoderaron de mis fantasías, mis apuntes musicales, hasta de tu fotografía que estaba junto a mi almohada, me rayaron el espejo acusándome de cobarde y firmaron una larga lista para expulsarme del gremio…mirando que tampoco obtenían respuesta, acordaron una huelga de hambre y de sed, y me advirtieron que sería hasta las últimas consecuencias, y si no prestaba atención se desnudarían durante el show, no sin antes, por supuesto, pedirme algunas sabanas para cubrirse del frío y del viento, y el estéreo y la televisión para escuchar sus temas preferidos…yo, un simple Muñeco Roto, mientras tanto, me divertía a más no poder con las travesuras de la Pantera Rosa, y bebía cerveza y fumaba a u habano a destajo, recostado sobre el sofá más cómodo de la habitación…pero de vez en cuando echaba un vistazo a mis queridas compañeras de ruta, y las oía hablar en voz baja, las oía llorar y reír entre ellas, recordar lejanos lugares, lejanos objetos, recordar algunos rostros, una mujer, un beso, una mirada, una sonrisa que se apagó para siempre y cuando me aferre a tu vientre con mis labios, mientras me resbalaba hacia el sur de tu ombligo, y aquellos besos que deje caer entre tus piernas, ellos se apoderaron también…fue entonces que yo también lloré y reí y volví a llorar, y quise amigarme con ellas llevándoles algunas disculpas y una que otra cerveza…grave error, las malditas me dijeron de todo…probé suerte de nuevo unas madrugadas más tarde, les hablé sobre mi vida, sobre mis dudas, mis temores, sobre la fija idea de dedicarme a otra cosa, en fin, de arrojar la toalla…entonces las palabras más viejas, las más usadas, las más escritas, aquéllas que abrazaron mi causa a ojos cerrados, se sentaron en mis rodillas y en voz alta, casi entre lágrimas, comenzaron a decir mis fantasías a los cuatro vientos…y allí me quedé en silencio escuchando aquel murmullo, aquel sonido de la computadora que jamás tocó la electricidad…allí me quedé en silencio, y me vi por primera vez, en esa pantalla fría totalmente desnudo, en esos besos hambrientos de perderse entre tus labios o entre tu piel o dejarlos caer entre tus piernas, aquellos besos…los inéditos, los incompletos, los que ya no recordaba o no quería recordar…allí frente al espejo me vi por primera vez, cuando ellos me miraron a los ojos y me mostraron sus alas para volar hacia donde te encuentras tu…
No hay comentarios:
Publicar un comentario